jueves, 3 de septiembre de 2009

Madrid, ciudad del mundo


No hay barrio en Madrid con más personalidad que La Latina. El nombre es suficiente, una carta de presentación repleta de contenido. Yo diría que diversidad es la palabra que lo define. Nada más salir del metro, me empujó un soplo de aire, y vi la luz, luz de La Latina. A mi alrededor nada estába inmóvil, todo cobró vida, todo estaba lleno de gente, personas, únicas, especiales, diferentes. Cada callejuela repleta de establecimientos, lugares de encuentro, bares... ¡Culturas! Mientras miraba un cartel indescrifrable para mí en árabe, pasó a mi lado un grupo de latinos muy concentrados en una animada conversación. Mas arriba, un bar con una pequeña puertecita dejaba oir ligeramente unas notas de algún ritmo caribeño, y sólo con asomarme me transporté por un segundo al mismísimo corazón de latinoamerica. Cada paso, cada mirada. Un viaje.

Pero si hay algún lugar que le haga la competencia a La Latina, es Lavapiés. Otro lugar donde se entrecruzan miles de historias emigrantes.
Una vez, mientras paseaba por la plaza con un amigo, alguien nos dirigió un alegre, Salut! Nos giramos, y un sonriente africano de sonrisa increíblemente perfecta y blanca, ropa desaliñada y mirada brillante nos estaba saludando. Hola! contestó mi amigo. Se sorprendió de la contestación en español, pensó que eramos franceses por mi aspecto, dijo que parecía una muchacha parisina. Mi amigo, que habla francés, le contestó en el idioma, y los dos se enzarzaron en una bohemia conversación que yo observaba sonriente, encantada de aquel encuentro, intentando entender el rumbo de la conversación. Mis estudios de francés no me permitieron aferrarme más que a fragmentos de la conversación. ¡Hablaban tan deprisa!. Tan encantador me parció aquel hombre.. Y lo era! encantador, y traficante de drogas, claro. Pero encantador al fin y al cabo. En diez minutos nos contó la historia de su vida, y nos ofreció sus servicios. Y ahí nos despidió, con otra de sus sonrisas y un, si me necesitais ya sabéis donde encontrarme! Supongo que le habría encantado que fueramos sus clientes. Quién sabe quién era ese hombre, cuál es su historia real, qué hizo, o que siente. Pero fue encantador, ¡Lavapiés es mi ciudad!, dijo como último adiós.
Tuvimos la ocasión de contactar directamente con una de tantas almas exóticas que pueblan Madrid.

Barrios madrileños por definición. Barrios del mundo, en el corazón.